“En América Latina, la corrupción
ha sido un problema permanente”...
“Va a haber una agenda
pro-transparencia en la mayoría de los países porque lo pide la clase media”...
La agenda del funcionamiento institucional y la transparencia no puede ser
aplazada”.
La plaza central de la ciudad de
Guatemala estaba atestada de manifestantes que hacían sonar bocinas, agitaban
banderas azules y blancas y pedían la renuncia del presidente del país.
© REUTERS/Carlos Garcia Rawlins A
unas 1.600 millas (2.600 kilómetros) de allí, miles de venezolanos vestidos de
blanco y con flores en la mano exigían el compromiso de que se convocara a
elecciones legislativas y se liberara a los presos políticos.
Esto ocurrió el 30 de mayo pero
podría haber sucedido casi cualquier día reciente en América Latina. Esa misma
semana, el gobierno de Perú había hecho intervenir a la policía antimotines y
cerrado las escuelas en la histórica ciudad andina de Arequipa cuando
manifestantes que protestaban contra un proyecto minero salieron a la calle, protegiéndose
de los gases lacrimógenos con pasamontañas de fabricación casera.
De México a Chile, los
latinoamericanos descontentos con los escándalos, el estancamiento de la
economía y la incompetencia de los gobiernos han salido a las calles a
protestar. A menudo se quejan de los mismos líderes populistas a los que
apoyaron en la última década, cuando el aumento de la riqueza debido al auge de
las materias primas hizo crecer el gasto público y contribuyó a disimular la
corrupción.
“El crecimiento económico de la
última década, y en algunos casos la llegada de nuevos partidos al poder,
pospuso la evaluación de una profunda ira ciudadana”, dijo Chris Sabatini,
profesor adjunto de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la
Universidad de Columbia.
El crecimiento de la clase media
latinoamericana –unos 49 millones de personas salieron de la pobreza de 2000 a
2010- también ha elevado las expectativas de los ciudadanos respecto a sus
dirigentes, señaló Claudio Loser, ex director del departamento del Hemisferio
Occidental del Fondo Monetario Internacional.
Corrupción permanente
“En América Latina, la corrupción ha sido un
problema permanente”, explicó Loser. “En los últimos años, han ocurrido dos
cosas: el imperio de las leyes se volvió una cuestión más importante y, al
mismo tiempo, la clase media emergente y en ascenso está menos tolerante” con
los comportamientos ilegales.
Con presupuestos más ajustados,
los líderes políticos tienen poco margen para salir de la crisis a través del
gasto público. Esto hace de este un momento delicado en la región, aseguró
Daniel Lederman, economista jefe adjunto para América Latina del Banco Mundial.
“Estos escándalos salen a la luz
debido a razones muy profundas y fundamentales que vamos a tener que abordar”,
dijo Lederman. “La oportunidad crea problemas de política económica en momentos
de ajuste fiscal en muchas de nuestras economías”.
Los escándalos podrían
multiplicar las demandas de mejores prácticas de gobierno de la sociedad civil.
“Va a haber una agenda
pro-transparencia en la mayoría de los países porque lo pide la clase media”,
agregó Lederman. “Lo piden en Chile y en Brasil, así como lo hacen todos los
demás ciudadanos latinoamericanos que viven en democracia. La agenda del funcionamiento
institucional y la transparencia no puede ser aplazada”.
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